Después de leer el libro me entretuve en ir recopilando fotos de los escenarios que aparecen. Una forma amena de descubrir nuevas curiosidades relacionadas con la historia de Cádiz. El seguir este blog puede facilitar la lectura del libro o complementarla para profundizar más en él. No es mi recomendación no leer el libro, pero si alguien anda falto de tiempo o prefiere abreviar, puede hacerlo por aquí. La mayoría del texto son extractos. Queda así en forma resumida. Los números entre paréntesis son la referencia a las páginas en la edición de bolsillo. Las fotos que llevan asteriscos no son mías.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Cap. 18 Esc. 3

Inspección de la calle del Rosario, no parece la misma de anoche: “blanco de cal, dorado de piedra marina y macetas con geranios en los balcones.”

Foto 18.3.1 Rosario calle e iglesia.

Foto 18.3.2 Rosario Iglesia.

Una veintena de agentes y rondines ha vigilado toda la noche, rodeando el lugar. También han registrado casas y no han encontrado nada. Hay un portal en cuyo quicio hay restos de sangre. Se confirma que ha sido herido de bala.  Algo ha fallado. Seguro que se les escapó, reprende al ayudante Cadalso.

Tizón inspecciona la fachada de la iglesia del Rosario. Edificio integrado bajo la cornisa general de las casas. Solo las torres destacan sobre el grueso portón de la entrada, abierto de par en par.

Foto 18.3.3 Fachada del Rosario.

Foto 18.3.4 Iglesia del Rosario.

Foto 18.3.5 Portón de iglesia del Rosario.

“Tizón asoma al recinto, observando el púlpito y las naves laterales. Al fondo, bajo el retablo, brilla la lamparilla del sagrario.” (773)


Foto 18.3.6 Interior Iglesia del Rosario *.


Todo vuelve a oler a derrota. “Contiguo a la puerta del Rosario, se encuentra el oratorio de la Santa Cueva. Bajo el frontón triangular de la entrada, la puerta está abierta.” (774)

Foto 18.3.7 Entrada Santa Cueva.

Foto 18.3.8 Entrada Santa Cueva.

Tizón se asoma al zaguán. Le llama la atención un objeto al fondo, al final de la doble escalera que baja. En la vitrina de la izquierda, sobre un suelo enlosado en blanco y negro. La imagen de un Ecce Homo. Como muchos que se exhiben en las iglesias de la ciudad. Atado a la columna, la carne desgarrada por innumerables llagas, sangrantes desgarrones de los latigazos. (775)

Foto 18.3.9 Imagen actual entrada Santa Cueva.

Foto 18.3.10 Imagen actual entrada Santa Cueva.
La Santa Cueva es un oratorio subterráneo privado, bajo la pequeña iglesia de planta elíptica. Fundada hace treinta años por el marqués de Valdeíñigo, el padre Santamaría, sacerdote de origen noble. Está consagrada a prácticas ascéticas de una cofradía religiosa: gente de dinero y posición social, escrupulosa observancia de la ortodoxia católica. Lo que incluye penitencia con azotes. Flagelaciones para mortificar la carne. (776)

Nadie pudo entrar ahí anoche. Salvo un cofrade. Pero son gente respetable…

Bajando las escaleras nota la atmósfera de uno de esos lugares imposibles, donde el silencio se torna absoluto y el aire en suspenso, un vórtice. (777)

La cerradura de la puerta es convencional. Saca su juego de ganzúas, descorre el pestillo, queda libre el paso a la cueva sin luz interior, la iluminan con una vela. La sombra del comisario se desliza hacia el interior. A diferencia de la capilla superior, la cueva carece de decoración, las paredes desnudas y austeras. “Es allí donde los disciplinantes de la cofradía ejecutan sus ritos.” (778)

Foto 18.3.11 Interior Santa Cueva *.


Al fondo de la cueva, agazapado contra un ángulo del muro, un bulto oscuro que resopla y gime entre dientes, como una bestia acosada. (778)

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