El capitán Simón Desfosseux y el teniente Bertoldi asisten a una pelea de gallos. “Más allá del cercado de tablas, desprovisto de techo, se extienden el cielo estrellado y la cúpula sombría, fortificada, de la antigua ermita de Santa Ana.” (470)
“…el capitán Desfosseux reflexiona una vez más sobre los dos rasgos que considera propios de los españoles: desorden y crueldad.” (472)
Salen con las ganancias. “Se encuentran muy cerca de la vieja ermita de Santa Ana, situada en lo alto de la colina que domina las alturas de Chiclana –llevan allí dos días de descanso, con pretexto de recoger suministros para la Cabezuela-.”
“La población de Chiclana se extiende al pie de la colina, apagada y triste por el saqueo, la ocupación y la guerra, aprisionada entre la extensa nada negra de los pinares, con su contorno claro de casas encaladas partido en dos por la franja del río Iro.” (476)
Son atacados. Se libran de morir por muy poco, gracias a que descienden desde la ermita fortificada unos centinelas franceses.
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