Cebo al asesino. La zona: esquina calle San Miguel con la Cuesta de la Murga. Tizón distingue entre las tinieblas la hornacina donde el arcángel aplasta al diablo, espada en mano, allá en lo alto.
Los alrededores están vigilados La plazuela de la Carnicería, la calle del Vestuario.
“La muchacha ignora el peligro que corre y su papel real en la aventura. Es una jovencísima prostituta de la Merced. “
“A Tizón no le ha costado mucho convencerla: quince duros a su chulo, con el pretexto de atraer a hombres casado… para luego chantajearlos a gusto.” (637)
“Simona camina de nuevo hacia la calle San Miguel.” (640). En sus idas y venidas por la calle, se aleja, y luego tarda en aparecer. Tizón se altera. Sale en su busca. La encuentra caída en el suelo, inmóvil, mientras un bulto pegado a las fachadas se aleja con rapidez hacia la esquina de la Cuna Vieja: figura negra y veloz que corre sin ruido. (643).
Tizón lo persigue. Corta por la plazuela de la calle Recaño hacia el Hospital de Mujeres. “¡Alto!... ¡Alto!... ¡Al asesino!”.
Foto 14.5.7 Cuesta Recaño. |
Foto 14.5.8 Cuesta Recaño. |
Foto 14.5.9 Hospital de Mujeres. |
Foto 14.5.10 Hospital de Mujeres. |
Al final lo pierde, se le escapa. Renqueando, el comisario regresa a la plazuela de la Carnicería. La muchacha fue golpeada por el asesino. No le dio tiempo a verle el rostro. Tizón abronca a su ayudante Cadalso por quedarse dormido. “Otra vez parece un mastín grande, torpe y mudo, esperando con las orejas gachas y el rabo entre las piernas la zurra del amo.” Al menos el asesino no tiene por qué sospechar que fuera una trampa. Pudo ser un encuentro casual con una ronda. Podrán volver a intentarlo.
En dirección a la calle San Miguel un quejido rasga el cielo. A cuarenta pasos, estalla la bomba. (645)
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